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Red Internacional

Política. Persecución a la juventud y represión a las poblaciones marcan el inicio del tramposo proceso constituyente

El Gobierno ha profundizado la persecución a la juventud y defiende la represión a las poblaciones de Pudahuel, una comuna obrera y popular de Santiago. Expresa un intento de acallar las manifestaciones de la rebelión popular, de cara a la instalación del proceso constituyente desde marzo. ¡Fin a la represión y persecución! ¡La libertad a los presos políticos de octubre!

Sábado 11 de enero de 2020 | Edición del día

Un 15% de los estudiantes que iban a rendir la prueba de selección universitaria (PSU) no pudo hacerlo. Por protestas en las sedes, tanto interiores como exteriores, convocadas por estudiantes secundarios. Causo simpatía en algunos y en rechazo en otros. La PSU es un filtro de clase, estandarizado y segregador que opera como colador de estudiantes.

Ante las movilizaciones el Gobierno se querelló contra los dirigentes de la ACES, organización secundaria que convocó a concentraciones los días de rendición. Un claro ataque que busca acallar al movimiento estudiantil que le abrió los ojos a Chile, en un intento por pasar el proceso constituyente (que además deja afuera a la juventud) sin movilización ni oposición. Porque el gobierno es consciente de la enorme fuerza que puede desplegar el movimiento estudiantil en alianza con otros sectores, es que es más necesario que nunca que los organismos estudiantiles (Cones, Aces, Fech, Confech) y de trabajadores como el Colegio de profesores llamen a asambleas y coordinación para preparar una gran movilización que exija la libertad de todos los presos por luchar y el fin a la persecución y la represión a la juventud. Para garantizar el acceso a todos los estudiantes que hayan rendido o no la PSU a la universidad, mediante el acceso irrestricto a las instituciones con un plan de financiamiento integral a las universidades por parte del Estado. Porque si la juventud y los trabajadores se organizan podemos comenzar un marzo con la fuerza suficiente para avanzar hacia un paro nacional que denuncie el proceso constituyente de los partidos empresariales y luche por una asamblea constituyente libre y soberana.

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Tras año nuevo la política policial de Carabineros y el gobierno ha sido una verdadera guerra de desgaste en las poblaciones. Lo hicieron en Lo Hermida, Quilicura, Antofagasta y ahora Pudahuel. Una patrulla de Carabineros atropelló con mucha violencia a un estudiantes que estaba protestando contra la PSU. Vecinos en masa llegaron al cuartel para realizar "un acto cultural" pacífico exigiendo respuestas por el atropello. La respuesta de Fuerzas Especiales fue una violencia sin previa provocación, barrieron con la concentración, esta vez también contra las casas del entorno, desatándose una situación de más violencia, que se tradujo en bombas lacrimógenas en casas, piedrazos, la reaparición de los balines disparados al rostro de un vecino y también Carabinero resultó herido a bala en un brazo. Junto con esta guerra de desgaste el gobierno está siendo respaldada por el sistema judicial quienes han puesto en prisión preventiva a varios jóvenes que participaron de la revuelta con acusaciones que parecen montajes, sin pruebas justificables de las detenciones.

El odiado general Rozas sorprendió nuevamente con una brutalidad. Dijo que "los cuarteles son puntos de reunión para la comunidad". Nunca, jamás, por los siglos de los siglos, una comisaría ha sido sede de ninguna reunión, de ninguna institución, de ningún tema social. Son recintos privados, armados, custodiados, con fines propios, que destinan una oficina para la atención de público, en determinados horarios, para pasar multas a los propios vecinos del entorno. Esa es toda la “relación con la ciudadanía”. Toda la comunidad conoce el desastroso funcionamiento de Carabineros, sin empatía y sin criterio, enemigos del pueblo trabajador.

Tras la rebelión popular el gobierno de Piñera tiene dos poderes que aún lo mantienen en el poder: Carabineros y su guerra a la movilización, y el pacto constituyente con el parlamento. Ahí lo sostiene el Frente Amplio, el PC y la Concertación. La derecha buscará no llegar al proceso constituyente pero sabe que dirige el proceso. La convención constituyente es una trampa contra la movilización pues la derecha tiene ya asegurado el poder de veto de iniciativas que no tengan apoyo de los empresarios y la elite chilena. Considerando a su vez que es un proceso manchado con sangre de todos los heridos a bala en sus ojos, los muertos, los presos y las múltiples violaciones a los derechos humanos cometidos por agentes del Estado de Chile.

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Sin embargo, este gobierno y este gobierno heredero de la dictadura, no es inmortal. Tambaleó durante las jornadas de paro de noviembre. ¿Por qué? Porque entraron los trabajadores públicos, los portuarios, los profesores a repletar las calles y coordinándose con otros sectores sociales para detener Chile. Eso los obligó a recurrir al engaño, una reforma constitucional que gestará una Constitución firmada por Piñera. Un verdadero insulto. Es urgente detener este proceso constituyente con las fuerzas de la movilización. Marzo debe ser de paros nacionales. Es necesario que Mesa de Unidad Social convoque ya a asambleas para discutir un plan nacional de paro y pliego de reivindicaciones sociales urgentes. Y con ellos imponer una Asamblea Constituyente libre y soberana donde se haga justicias por nuestros muertos y mutilados, y se conquisten las demandas sociales de los jubilados, la juventud, las mujeres, los trabajadores y los pueblos originarios.


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