Declaración de la agrupación de mujeres Pan Y Rosas en el día internacional de las y los trabajadores.
Abran paso a la mujer trabajadora
La historia de la clase trabajadora no podría ser contada sin las voces de las mujeres como las grandes protagonistas. Mujeres como las huelguistas neoyorquinas del 1908, o como la revolucionaria Clara Zetkin que en 1910 en Copenhague donde se realizó la IIº Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, propusiera la celebración del 8M. Estos ejemplos son, sin dudas, muestra de ello y es producto de esa rica historia que hoy encontremos un camino marcado de lucha y de orgullo. Es por eso que en medio de ésta pandemia las mujeres de Pan y Rosas alzamos nuestra voz.
La pobreza y el desempleo altamente feminizada.
Estamos atravesando una de las peores crisis sanitarias de nuestro siglo, en medio de una recesión económica mundial que comenzó en 2008 con la crisis financiera.
La tasa de desempleo femenina supera casi en 3 % a los hombres, es decir se ubica en un 10 % y los hombre en un 7%. A esto se suman las mujeres que han sido llevadas en masa al seguro de paro que en total son más de 86.000 solicitudes, muchas de esas pertenecientes a ramas como ventas y servicios, donde las mujeres también son un número importante, a su vez muchas de esas mujeres son jefas de hogar, en Uruguay el 40 % de los hogares pobres está integrado por una mujer jefa de hogar. Es decir la pobreza y el desempleo es altamente feminizado.
La pandemia tiene rostro de mujer
A esta situación de aislamiento social producto del covid-19 se le suman los casos de violencia de género que muchas mujeres padecen de forma constante y que el propio Gobierno a través de Bottero directora de Inmujeres reconoció que las denuncias en este período se han multiplicado, desnudando una realidad; las medidas del Gobierno en materia de violencia de género son de carácter declarativo y no constituyen ningún avance para las mujeres, parece que lo que obtenemos por parte del Gobierno es una burla; como las nefastas declaraciones de Luis Lacalle Pou “Los femicidios son un efecto colateral” una hipocresía sin parangón. Hipocresía que se materializa en la falta de condiciones de vida digna que las mujer tenemos, y que hoy se profundiza. Así es el caso de las mujeres que pertenecen al sector informal del trabajo, en su mayoría también jóvenes que han visto su ingreso mermar y que el subsidio destinado a ese sector es totalmente insuficiente. ¡Nadie puede vivir con $1200!
Cientos de trabajadoras de la educación se encuentran sin posibilidad de cubrir sus horas de trabajo y sin cobertura médica, las autoridades de la educación no dan respuesta. Al mismo tiempo precariza la labor docente. Entendemos que la educación, en estos tiempos de pandemia y a través de plataformas virtuales no hace más que profundizar las desigualdades del sistema educativo, ya que uno de cada tres alumnos no cuenta con las condiciones necesarias para acceder a un aula virtual. ¡Estamos hartas de que esta crisis recaiga sobre nuestros hombros! Exigimos que se realicen todas las medidas necesarias para contar con condiciones de trabajo y estudio dignas. Como el pago retroactivo del salario en la educación, así como también garantizar las medidas mínimas de higiene; contar con jabón o papel higiénico en los baños, o una limpieza mínima en escuelas, liceos y UTU.
Rechazamos los intentos de querer debatir y votar la Ley de Urgente Consideración, en medio de la pandemia, ya que solo tiene el objetivo de habilitar aún más a las fuerzas represivas a amedrentarnos y violar los derechos humanos, y porque habilita a políticas neoliberales tanto en la educación como en los demás entes públicos.
Exigimos que se cumplan con todas las medidas de seguridad para las trabajadoras de la salud, que constituyen un 75 % de la masa laboral y más presupuesto para la salud pública en detrimento de las exoneraciones al gran capital como la empresa UPM.
Exigimos la realización de tests masivos para hacer efectiva la medida de asilamiento.
Expresamos nuestro incondicional apoyo a todos los sectores de trabajadoras que hoy están hoy en la primera línea del combate al Coronavirus, exponiendo su salud y la de su familia, vendedoras, enfermeras, empleadas domésticas, auxiliares de servicio.
Es mentira que todas aportamos para resolver esta crisis. Mientras que las trabajadoras vieron sensiblemente afectados su sustento, los empresarios no aportan nada, o lo dejan librado a una donación voluntaria. Es necesario poner todos los recursos a disposición. Por eso exigimos gravar con impuestos a la exportación de soja, de arroz y de carnes. O bien a la banca privada, que en 2019 tuvo U$S 340 millones de utilidades.
Expresamos nuestro apoyo y solidaridad con todas las ollas populares que dan una respuesta a esta crisis de hambre y los barrios que se levantan en reclamo de más y mejores condiciones de vida como la vivienda digna. Ninguna represión en los barrios.
¡Salú mujeres!
Nuestras vidas no serán explotadas desde el nacimiento hasta la muerte;/ los corazones padecen hambre, al igual que los cuerpos / -¡pan y rosas, pan y rosas! Himno Pan y Rosas 1911
¡Viva Pan y Rosas! ¡Viva la clase trabajadora! ¡Por la emancipación de la mujer!