Jueves 16 de septiembre de 2021 | Edición del día
La crisis política aguda que está en curso puede tener múltiples interpretaciones y todavía resta saber cómo se resuelve (si es que se resuelve) para definir el nuevo escenario político. Qué nivel de fractura queda en el Gobierno, qué lugar ocupará el kirchnerismo o el cristinismo de acá en más, cuál es la fisonomía del nuevo Gobierno e incluso, más a mediano plazo, cuál es la resultante de las elecciones de noviembre.
Sin embargo, desde el lunes después de la catástrofe protagonizada por el oficialismo en las PASO comenzó una pelea por imponer una interpretación o varias interpretaciones. Entre ellas, la de un unilateral "giro a la derecha”. Se basan en algunos hechos: la piña que recibió el Frente de Todos favoreció a la coalición de Juntos por el Cambio, más allá de que la derrota se produjo por el derrumbe dramático del oficialismo y no por el crecimiento sustancial de los votos de la coalición de derecha. Además, estuvo la emergencia de los mal llamados libertarios en la ciudad de Buenos Aires que armó un combo para las lecturas que comenzaron a hablar tempranamente de un marcado “giro a la derecha”. Hay varios interesados en imponer un balance de estas características. En primer lugar, la derecha clásica, orgánica del establishment y sus voceros comunicacionales que pretenden “leer” en el grueso del pronunciamiento popular no un castigo al Gobierno, sino todo un programa que aspira a una especie de masoquismo masivo en pro del ajuste, a la reforma laboral y una vuelta al programa y a la propuesta trunca de Cambiemos. Buscan hacerle decir al mensaje de las urnas que existe una opinión pública que desea sacarle derechos a los trabajadores y las mayorías populares. Y en el mismo acto, buscan crear esa opinión pública. También, ojo, hay sectores del oficialismo o simpatizantes de su proyecto que quieren imponer este análisis de las primarias para decirlo sintéticamente: agrandar a la derecha para fortalecer el mal menor. Esto es dar una visión de que estamos ante el peligro no sólo de la vuelta de la derecha de tipo cambiemita, sino también de la nueva ultraderecha de los libertarios etc. Y que hay que conformarse con lo que hay. Por último, están quienes pretenden imponer el balance del giro unilateral hacia la derecha para fundamentar un viraje conservador en la coalición gobernante como presunta respuesta (o escucha) a una demanda de la sociedad. Hemos presenciado muchas veces esta operación: dicen “las urnas dijeron que quieren más estabilidad, que quieren paz, orden y progreso”. Y no lo presentan como un programa propio, sino como una demanda social. ¿Y qué dijeron las urnas? Bueno, dijeron muchas cosas y con todas las limitaciones que tiene esta forma de consulta cada dos o cuatro años a las mayorías populares, dejan algunos mensajes claros. ¿No hubo una recuperación de la derecha macrista? Sí, la hubo, en su justa medida y armoniosamente ¿No hubo una emergencia a la derecha de la derecha? Sí, también existió ¿Fue lo que primó en la elección? No, categóricamente no. Hubo un voto castigo al Gobierno, no por los eventuales cambios en relación a la experiencia de la derecha macrista, sino por las continuidades, sobre todo, en términos de ajuste: porque el “régimen del FMI”, como lo hemos llamado al varias ocasiones es inviable y las dos grandes coaliciones aceptan el régimen del FMI. Y dentro de ese voto castigo hubo castigos por derecha, hubo castigos despolitizados o antipolíticos si se quiere y hubo voto castigo por izquierda. Claramente en la elección del FIT, su ubicación como tercera fuerza, el batacazo de Alejandro Vilca y el FIT jujeño con el 23 % de los votos etc. En síntesis hubo un voto castigo con incipientes tendencias a la polarización social. En última instancia, la crisis en curso en el Gobierno y la nueva ubicación que pretende tener el kirhnerismo o el cristinismo de criticar por izquierda es una expresión de esto. La carta de Cristina Fermández deja eso de manifiesto. El problema que tienen es que fueron socios y socios mayoritarios del proyecto que viene encabezando Alberto Fernández. ¿Y por qué es importante todo esto? Bueno, en principio para no darle por ganada a la derecha peleas en las que aún no triunfó y no está dicho que vaya a triunfar. Que la crisis política no tiene sólo la opción o una alternativa por derecha. Que hay muchas personas que exigen un aumento salarial de emergencia; que los salarios sean indexados mensualmente según el aumento del costo de vida; que no haya más despidos; que se repartan de las horas de trabajo sin afectar el salario; que no se pague la deuda, que haya un aumento de los presupuestos de salud y educación pública. En síntesis, que la salida también puede ser por izquierda.