Una deuda pública que se está tornando “incontenible”. Juan Castillo al PCU ¿Qué expresa? Los paros generales y las medidas que se necesitan para conquistar el 6% para la Educación Pública. La impunidad de las FFAA. Frente Amplio ¿Hacia un fin de ciclo?
El gobierno volvió al mercado de capitales para lograr el financiamiento de aspectos del nuevo presupuesto y centralmente cumplir con los pagos de intereses de la deuda externa con vencimientos en 2017 y 2018. Por este motivo, han colocado nuevos bonos de deuda en pesos valuados en 1.250 millones de dólares. Y planea volver por otro bono a finales de este año o el próximo.
La política de “bicicleta” con la deuda externa es un intento de poner un parche donde el mismo gobierno sabe que está pateando una crisis para adelante. Por otra parte, entre 4 y 5 mil millones de dólares se exoneran a privados a partir de leyes como la Ley de Inversiones, o la Ley de Forestación, y exoneraciones impositivas de todo tipo. Esta situación demuestra que no es verdad el argumento de que lo único que queda para el Hospital de Clínicas es el régimen de PPP porque no hay dinero estatal para financiarlo.
Algunos analistas económicos liberales alertan en las páginas de los grandes diarios que con los niveles actuales de déficit fiscal y las proyecciones del nuevo proyecto presupuestario, los niveles de deuda pública del país pueden rondar en 2019 en el 70% del PBI, poniendo en riesgo las calificaciones de grado inversor. Para que el lector se haga una idea, Brasil en 2015 antes de comenzar su debacle económica y política acumulaba una deuda pública de alrededor del 45% de su PBI. Claro está, el alerta de economistas como Ernesto Talvi culmina con un llamado al ajuste fiscal y un equilibrio de las cuentas estatales aún mayor que el desarrollado por el gobierno de Vázquez-Astori.
Juan Castillo en el PCU
Finalmente se oficializó el nombramiento de Juan Castillo como Secretario General del Partido Comunista del Uruguay (PCU). Esta decisión había comenzado a barajarse luego de que el ex –Presidente de Rampla Juniors y hasta ese momento Director Nacional de Trabajo, fuera el más votado en las nóminas a integrar el Comité Central del PCU en su XXXIº Congreso.
Esta decisión a simple vista tiene una doble o triple significación (función). En primer lugar, busca facilitar una salida de Castillo de la DiNaTra en el medio de un período signado por los cierres de fábricas. La salida ahora tiene una buena excusa, no sea cosa que Castillo renuncie de la noche a la mañana y le genere al gobierno una imagen de “crisis” a su interior. La actitud de Castillo frente a los cierres y las maniobras empresariales distó mucho de una defensa de los puestos de trabajo, y esto lo saben trabajadores y trabajadoras de FRIPUR, La Spezia, Molino Dolores, FANAPEL, Impresora Polo, y otros. Juan Castillo apareció frente a este proceso como un garante de la impunidad empresaria desde la oficina estatal, llegando a plantear frente al caso de la papelera de Juan Lacaze que “los capitalistas pueden hacer lo que quieran con su empresa”. Como confesión de parte, Castillo planteó a El País(15/6) “incompatibilidad” entre el puesto partidario y el cargo estatal: "No hay un problema de que se prohíba seguir en el cargo de director de Trabajo, pero desde mi punto de vista hay una cuestión ética de estar al frente de la dirección de Trabajo que supone mantener un equilibrio entre los trabajadores y empleadores, siendo secretario general del Partido"(sic) . Pensábamos que la estrategia del PCU pasaba por conquistar puestos estatales para lograr una relación de fuerzas a favor de los trabajadores “desde adentro”. Como dice el dicho: “El pez por la boca muere”. Y la teoría del gobierno en disputa del PCU, también.
El segundo motivo por el cual Castillo asume en el PCU tiene que ver con poner a la cabeza del partido a un “moderado”, intentando articular al sector con el gobierno en el marco de la Rendición de Cuentas. El Partido Comunista va a cambiar los “fuegos artificiales” con los que jugaba a tener “momentos de semi-oposición” en las calles y en el discurso, por una línea de cerrar filas de todo el partido con el gobierno, apelando al “enemigo externo”: la derecha.
De esta situación, se desprende un tercer motivo, que es posicionar al PCU de cara a las internas y las presidenciales de 2019, explorando un nuevo marco de alianzas internas en el FA.
Paros generales, lucha presupuestal, y unidad de acción
La dirección del PIT-CNT realizó un paro general parcial el pasado 22 de junio. Las medidas de paralización parciales cuentan con una adhesión no muy amplia. La dirección de la central utiliza los paros parciales y las movilizaciones como arma de presión y demostración de fuerzas y de capacidad de maniobra. Si antes hablábamos del PCU, es justamente aquí donde más se manifiesta su “poder de fuego”. Ante la pérdida histórica de peso político como partido, hoy en día en el equilibrio de fuerzas del PIT-CNT aún puede expresarse la política sindical del Partido Comunista.
El paro parcial del mes pasado y el que se planea próximamente podrían ser buenos puntos de apoyo para lanzar ofensivamente a la movilización popular por las reivindicaciones más sentidas como el 6% para la educación pública. Sin embargo, la política de la dirección es “golpear para negociar” en el marco de la movilización controlada y siempre aclarando su adhesión al gobierno actual. Pero cuando el gobierno intentó avanzar contra el servicio médico de los trabajadores de ANCAP, esta línea se mostró totalmente impotente. No solo aplicaron la esencialidad de los servicios, sino que la dirección dejó pasar el ataque sin tomar esta lucha como una batalla del conjunto de la clase trabajadora. Ahora el gobierno sabe que está más fuerte para avanzar sobre otras áreas.
Para triunfar en la lucha por el 6% será importante lograr la unidad desde la base de los sindicatos de la comunidad educativa, pero también llegando a otros sindicatos de trabajadores. Es una lucha por la educación de los hijos de los trabajadores y debe hermanarlos también en la acción política. Esta será la única manera de imponer una nueva relación de fuerzas al gobierno y lograr un 6% que con mucha lucha y organización será posible. Las primeras marchas y las ocupaciones son importantes puntos de apoyo para desarrollar esta perspectiva.
El 20 de julio se desarrollará un paro general de 24hs y el gran desafío será darle un carácter activo. Para enfrentar los planes del gobierno se necesitan no solamente medidas de paralización, sino acciones contundentes que organicen y unifiquen la disposición a luchar de los distintos sectores de trabajadores y estudiantes.